Es absurdo que el amor sea el único que controla una vida, se supone que debería ser yo la dueña de mi paraíso. Vivir para encontrar la felicidad, felicidad como cariño, y si se acaba el amor... En cambio yo vivo a mi manera, con mis leyes y mi línea un poco doblada. Me gusta "el carrer soledad", corre mucho el aire y se lleva las respuestas, todo esta claro, no hay dudas ni ansiedad. A lo lejos se ve una multitud de edificios provenienntes de la alejada Paterna, y brillan aquellas antenas que recuerdan que no es más que un lugar con gente yendo y viniendo sin abrir los ojos más allá de la vuelta de la esquina en frente de la tienda de zapatos. Es un buen lugar para tomar aliento y respirar hondo, para sentirte a salvo aunque sea uno de los lugares más temerarios de la ciudad. Pero es mi rinconcito. Me gusta encontrarme, allí lo consigo. No puedo decir que esto es normal, que soy normal, ni que soy especial, sólo soy una chica en su propia línea de vida.
¿Te atreves a retarla?
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