domingo, 18 de octubre de 2009

Capítulo I, segunda parte.



Hace unos días mientras trataba de leer un artículo de prensa, pasé la hoja y en negrita un titular resaltaba: "Las segundas partes nunca son buenas". ¿De verdad esto era una excepción o una venda rodeaba mis ojos para seguir engañandome?
Realmente habia renunciado a mis principios, pero que son sino una larga lista de maneras de actuar por miedo a sobrepasar la barrera del desequilibrio.
Esto se finalizó, la primera parte no acabo como toda pelicula de amor que solemos ver por nuestra pequeña pantalla. Lo dejamos pasar, ya se arreglara solo. Sin embargo, las situaciones no se solucionan solas si no buscas respuestas, y cuanto más cerca estas de la verdadera respuesta se acontece un final mejor. Sigo pensando que tengo mil historias que contarte. En cambio, siempre existen segundas oportunidades que nos salvan de seguir cometiendo errores, puede que refleje otra caida más grande, pero vivimos de las segundas oportunidades, de las segundas partes. Esperamos acabar con un libro para desvelar los secretos del siguiente, ver una pelicula y desear ver la siguiente. Pasar página y escribir una nueva... Quizás yo sea la excepción a la regla, quizás vaya a contracorriente una vez más. Quizás sea una locura mirar hacia delante teniéndole a él a mi lado, seria una locura por los estragos que causa en mi, porque aunque quiera separarme de él, no puedo, por lo menos hoy no.
Él es mi droga favorita, y yo su drogádicta.
No digo que sea algo normal, sabiendo que aún no hemos descubierto que es lo normal hoy en día, pero sigo pensando que las segundas partes no siempre son malas
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